Respiración celular y balance del ser

ivana sejenovich

La respiración celular o interna, ese constante movimiento de expansión y  condensación, constituye el patrón de movimiento de los seres unicelulares y de  todas las células de nuestro cuerpo. La respiración celular es el intercambio de  fluídos, a través de la membrana celular, por medio del cual la célula se nutre,  dejando pasar oxígeno, y elimina, soltando dióxido de carbono y otros  desechos. 

La respiración externa, experiencia con la que estamos familiarizados a través de  nuestros pulmones y conductos nasales, muestra la misma oscilación de  expandirse y condensarse en el espacio. Tal respiración externa existe al servicio  de nuestras células, las cuales necesitan el oxígeno que los pulmones proveen.  

 

Dice Linda Hartley: 

Antes de dividirse para reproducirse o especializarse en un área de actividad  específica, la célula está en un estado de aparente descanso, simplemente  respirando, viviendo, siendo ella misma. este es un momento de simplicidad, de  estar presente para si misma No es un momento de completa inactividad,  porque, dentro de la frontera de su membrana, la célula está involucrada en el  proceso de síntesis de proteínas y metabolismo general, en preparación para el  crecimiento y la actividad que le sigue. Cualquier acto de creatividad requiere  este período de descanso potencial, donde muchos elementos diferentes  empiezan a juntarse en un estado de atención pre-conciente. 

 

Por medio de la atención profunda podemos acceder a la percepción de este  movimiento básico en nuestro ser. Un descanso profundo, una nutrición interna  nos silencia.  

La práctica de la respiración celular se logra por medio de la visualización en  quietud, o del contacto celular (toque celular), y es una herramienta poderosa, ya  que en cualquier zona de tu cuerpo, cuando encuentras una tensión, puedes  evocar ese movimiento interno de tus fluídos, y recordar que hay miles de células  en constante pulsación. Con esta práctica ayudas a reestablecer el movimiento  vital y la circulación, que son la base de la salud. 

  

La respiración celular es, además, una manera escencial de balancear la actividad  incesante del sistema nervioso, que está recibiendo constantes estímulos del  ambiente, procesándolos, y dirigiendo respuestas, ¡lo cual es un trabajo arduo!.  

Inspirándonos en este movimiento de expansión y condensación, alternamos  sanamente entre hacer y ser, mover y sentir, actuar y relajar. Sin embargo, en  nuestra forma de vida, tendemos a polarizarnos sólo en la actividad y la  respuesta. Nos sucede también que organizamos una barrera contra los  estímulos, o que nos quedamos fijados en respuestas de defensa a eventos  pasados que fueron muy difíciles de procesar, generando traumas que  condicionan nuestra percepción y comunicación con el mundo. 

El sistema nervioso está preparado para oscilar entre actividad y descanso, y  recuperarse naturalmente del estrés. Durante el sueño lo podemos lograr, pero  en nuestros tiempos necesitamos prácticas especiales para deshacer la tensión  acumulada por no haber apoyado su descanso, o permitido su autoregulación. 

La relajación profunda a la que podemos acceder en Yoga y en la vivencia  somática de la respiración celular, son la base para que el cuerpo pueda seguir  funcionando óptimamente, accediendo a su pleno poder de autosanación.  

Son prácticas escenciales para la re-creación del tejido vivo, así como el  pensamiento y la acción creativa.