Protección, aprendizaje, discernimiento y evolución
El sistema inmune te acompaña en tu evolución como especie y como persona. Se le suele estudiar únicamente como el protector de la salud; sin embargo, en esta ocasión dedicaré este pequeño artículo al papel que desempeña en el aprendizaje, discernimiento y evolución.
Este es el sistema más complejo de tu soma, puesto que recluta a los demás sistemas y órganos en su constitución:
Sistema linfático: timo, bazo, amígdalas, ganglios linfáticos y vasos linfáticos.
Ecosistemas de las microbiotas: de la piel, ojos, intestinal, oral, respiratoria, genitourinaria y las glándulas mamarias.
Órganos: tubo digestivo, hígado, pulmones, riñones y genitales.
Médula ósea.
Se organiza en tres líneas de defensa. La primera usa barreras mecánicas, químicas y microbiológicas que impiden la entrada de agentes externos; la segunda se caracteriza por ser una defensa interna, son células y moléculas capaces de eliminar patógenos de forma inespecífica y rápida; estas dos líneas pertenecen a la inmunidad innata. La tercera línea se caracteriza por ser una defensa interna, específica, lenta y con memoria inmunológica; se trata de una inmunidad adaptativa.
Nacemos con un respuesta inmune innata, su origen es muy antiguo dentro del proceso evolutivo; la respuesta adaptativa es más reciente, surge con la aparición de los vertebrados.
Este sistema de protección en sus fases de aprendizaje, discernimiento, memoria y toma de decisiones acompaña a tu soma en algo mucho más complejo: tu respuesta de adaptabilidad como persona. Gracias al resultado de muchas investigaciones, en la actualidad se sabe que el potencial de salud físico-mental-emocional está soportado por el manejo de estímulos estresantes a lo largo de tu historia de vida. El delicado equilibrio del holobionte (millones de microorganismos que viven en simbiosis dentro y fuera de ti) es resultado de una continua adaptabilidad que se lleva a cabo a nivel inmunitario y, al mismo tiempo, incide en las respuestas relacionales; es decir que tu manera de relacionarte influye en tu estado de salud y viceversa.
Las alergias, inflamaciones, digestión, etc., son resultado de las respuestas ante eventos importantes que han dejado improntas a lo largo de tu existencia.
De este modo, desde la práctica somática puedo sugerir la relevancia de conocer y corporizar estas fases. Mediante un recorrido por este sistema de sistemas puedes darte cuenta de las reacciones y sensaciones que aparecen durante la guía de movimientos conscientes, y a través de la constancia, reforzar e inclusive aprender nuevas formas de responder al medio externo, generar nuevas memorias, discriminar la información entrante con apoyo del cuerpo y así transformar de manera progresiva la respuesta inmune y los patrones de relacionamiento.
La atención y escucha profunda de lo que se siente, mover las memorias desde un lugar seguro y en contención, evocar escenarios sensoriales que inviten a la libre expresión en conexión con las funciones de cada parte del sistema inmune puede iluminar los circuitos de los procesos orgánicos propios de este sistema, para permitir la comprensión e integración de su función en tu psique y sentirte acompañada en tus decisiones durante tu camino evolutivo.
María Vélez