El tubo digestivo y la salud

esmeralda brinn

¿Qué es el tubo digestivo exactamente?

La salud del tubo digestivo no es solamente digerir bien. Entran en juego millones de pequeñas acciones que al final determinan en gran parte nuestra salud en general. Es donde se registran una gran cantidad de reacciones inmunes, es donde se sintetizan los nutrientes de los alimentos y donde deberían de absorberse; es ahí donde se producen una gran cantidad de neuroquímicos que viajan a través del sistema nervioso al cerebro, entre otros muchos que nos mantienen sanos.

 

El tubo digestivo, la piel y el sistema nervioso

El tubo digestivo inicia en la boca y termina en el ano, pero no termina ahí realmente: es uno con nuestra piel: se unen en los dos extremos, y también cerca de esos límites se unen el sistema nervioso autónomo (involuntario) y el central (voluntario), como por ejemplo en los esfínteres. El cerebro y la tripa están conectados a través del nervio vago, que también los conecta con el corazón y los pulmones y hace todo un recorrido por nuestro cuerpo. 

Una de sus funciones principales es mantener la comunicación entre éstos dos para informarse mutuamente sobre qué hay que hacer. Por ejemplo, cuando sentimos peligro, nuestro intestino envía señales específicas al cerebro para que produzca ciertas hormonas que nos darán la energía extra para pelear o huir. Cuando pensamos en una situación de peligro, el nervio vago envía la señal al tubo digestivo de frenar la digestión porque esa energía extra será utilizada. Y los cambios en el cerebro pueden afectar el estado de nuestro tubo digestivo y viceversa. 

 

¿El tubo digestivo es un segundo cerebro?

Además, el tubo digestivo tiene más células nerviosas que el cerebro mismo, por eso se le denomina Cerebro Entérico. Ahora se sabe que el 90% de los receptores de la serotonina se encuentran en el intestino, y que también ahí se produce. Y no sólo eso, ahora se sabe que los microorganismos residentes de nuestro tubo digestivo participan en su producción y síntesis para que podamos utilizar éste neuroquímico y muchos otros.

 

La microbiota y su importancia

En la mucosa intestinal viven estos microorganismos. Algunos son residentes y otros son de paso. Y tenemos más microorganismos en nuestro cuerpo que células humanas. Y somos un ecosistema simbiótico en el que todos se encargan de mantener el equilibrio. Y cuando éste equilibrio se rompe, por ejemplo por antibióticos, exceso de irritantes, estrés crónico, mala alimentación, etc., se comprometen todos los sistemas de nuestro cuerpo. 

Muchas de estas bacterias guardan la entrada de la mucosa y envían señales a las células inmunológicas debajo de la mucosa para que reconozcan o reaccionen ante el alimento o amenaza externa. Si esta capa de microorganismos o funciona o si se abre la mucosa, podemos tener reacciones alérgicas e inflamación permanentes y auto intoxicarnos con nuestros alimentos.

 

Entonces, ¡¿qué hacemos?!

Por ello es importante mantener nuestra pared intestinal fuerte y cerrada, para que no se filtren alimentos o bacterias a la sangre y terminen volviéndose toxinas a eliminar; mantener la mucosa sana e hidratada para proveerles a los microorganismos (Bacterias y levaduras) un entorno ideal para vivir y alimentarnos adecuadamente, consumiendo pre y probióticos regularmente. ¡Y no es necesario beber kombucha o kefir todo el día todos los días! 

De hecho, si regresamos a un estilo de vida en donde estemos en contacto con el lugar de donde provienen nuestros alimentos y nos aseguramos que sea de proyectos pequeños, de tierras sanas, con nutrientes que se regeneran de forma natural, en ecosistemas equilibrados, orgánicos, frescos y de temporada, y si además no los desinfectamos y los lavamos sólo con agua, estaremos consumiendo probióticos directamente en nuestros alimentos, y poco a poco, esto nos regresará a un equilibrio orgánico de nuestra microbiota y al final, de todo nuestro organismo.