Digerir la vida

ivana sejenovich
El modelo ayurvédico está basado en la digestión en todos los niveles…todo con lo que  tomamos contacto en los distintos áreas de experiencia debe ser completamente digerido,  asimilado, absorbido y los productos de desecho liberados.
Los desechos no liberados que  permanecen en circulación en el cuerpo-mente son llamados ama (literalmente algo que  permenece no digerido o sin cocinar), y son las semillas de los procesos de desbalance y  eventualmente enfermedad. Comida, emociones, información, prácticas espirituales y de  movimiento, incluído el Yoga… todas deben ser completamente digeridas e integradas, lo  cual aveces significa dejar ir algunas cosas a las que nos queremos aferrar en el nivel de la  personalidad, o cosas que no queremos ver. Todos tenemos experiencias que no hemos  digerido completamente, y a menos de que lo hagamos, los residuos seguirán asentados en  distintos tejidos del cuerpo.  
Beth Biegler

 

Digerir la vida, quizá puede sonar algo fuerte para nuestro pobre sistema  digestivo que usualmente está sobrecargado… Y sin embargo, una reflexión  necesaria: ¿cómo estamos integrando lo que elegimos que sea parte de  nuestra vida?…  

Para empezar a masticar esta pregunta, queremos aprender de nuestro  propio cuerpo y esa manera inteligente en que siempre logra mantener una  homeostasis o equilibrio, tomando y reciclando energía, o prana, como lo  llamamos en Yoga. 

Tenemos dos sistemas en el cuerpo a través de los cuales digerimos el prana.  Uno es el tubo digestivo, y de él extraemos prana de la comida. El otro  sistema es el respiratorio; del aire digerimos también prana.  

¿Qué es para nosotros el sistema digestivo?  

Habitualmente lo sentimos lejano, un fantasma en el interior de nuestro  cuerpo que nos hincha, que se queja ante el estímulo constante de comidas  diversas o estreses constantes. 

La preocupación afecta al estómago tanto como el chile, y el querer  aferrarnos a ciertas ideas o emociones nos inflama el intestino. En un día  cualquiera es común indigestarnos por el bombardeo de información e  imágenes. 

En el campo de lo somático y en el Yoga, nos relacionamos con esta parte  tan vital de nuestro cuerpo con interés, y queremos saber cómo funciona  porque es una de las formas en las que recibimos, administramos y  conservamos nuestra energia, porque es el puente entre nuestra relación con  mundo externo y con nuestras células. Estudiamos su función y su anatomía 

pero con igual énfasis escuchamos las sensaciones que podemos registrar de  nuestras entrañas. Hay un mundo por descubrir al explorar estos adentros y  permitir que ocupen su espacio y que expresen su movilidad. Es un terreno  que buscamos habitar para estar más atent@s a sus mensajes y necesidades.  

El tubo digestivo representa un portal interno que permite a los nutrientes  ambientales entrar en contacto con el sistema circulatorio, quien se encarga  de distribuirlos a cada una de las células corporales. Conforme entran estos  nutrientes al cuerpo en forma de granos, semillas, verduras, frutas, aceites o  carnes (y en versiones procesadas y refinadas de éstos), primero deben ser  reducidos a través de la combinación de procesos mecánicos y químicos a  grandes moléculas como proteínas, grasas y almidón, para después  transformarse en moléculas muy simples. Los resultantes azúcares,  aminoácidos, ácidos grasos y otros elementos nutricionales son entonces  desplazados a través del recubrimiento intestinal hacia la sangre, la cual los  transporta a todo el cuerpo. La digestión es un proceso de separación de  aquello que entra en nuestros cuerpos. El tubo digestivo es una línea de  desintegración de los alimentos. 

Para el Ayurveda, ciencia médica antigua de la India, la raíz de tu salud está  en el funcionamiento óptimo de tu tubo digestivo. Los doshas (fuerzas  elementales que gobiernan la anatomía y la fisiología del cuerpo) tienen un  sitio principal en nuestro cuerpo; y está en el sistema digestivo. El sitio  principal de Kapha es el estómago, el de Pitta es el intestino delgado y el de  Vata es el intestino grueso. Para mantener los doshas balanceados hay que  mantener el sistema digestivo balanceado. Esto se logra con conocimiento y  conciencia, permaneciendo más en contacto con las señales de nuestro  cuerpo. 

Aprendizaje y sistema digestivo 

En su manual de sistema orgánico, Mark Taylor compara la función del  sistema digestivo con el aprendizaje: 

“El ciclo de corporalización digestiva, ingestión, absorción y expresión, es el  cimiento del aprendizaje corporalizado. En el ciclo del aprendizaje, la  información es procesada y experimentada en un viaje análogo a la  digestión. La información debe ingerirse con cuidado, a modo de no  abrumarnos con demasiado o padecer hambre con muy poco; a la  información ingerida debemos volverla parte de nosotros mismos, alterando  la química de nuestro sistema nervioso. Por último, el ciclo debe completarse  con alguna forma de expresión, a través del movimiento, utilizando la  palabra escrita o hablada, o en comportamientos nuevos o modificados o de  alguna u otra manera”.

 

¿Como podemos ser más conscientes de los órganos? 

La exploración de los órganos se puede realizar de manera simple en  savasana (postura de relajación), acostados en el piso con un suave masaje  siguiendo el recorrido del sistema digestivo y respirando en zonas tensas o  dolorosas. También se pueden utilizar globos inflados con agua tibia para  tener la vivencia del volumen y fluídos de los órganos, con cuidado,  apoyando el globo sobre los órganos y respirando hacia allí.  

Las posturas de Yoga realizadas con atención en las sensaciones de nuestro  vientre y creando espacio en la zona anterior a la columna, donde está el  tubo digestivo, son una gran ayuda para revitalizar el sistema. El movimiento  en general es una bendición para los órganos, sacudirnos, vibrar, respirar.  

Los órganos, al igual que las articulaciones, son capaces de deslizarse unos  sobre otros, y con movimiento y conciencia podemos liberar las adherencias  que se forman entre ellos. La libertad de movimiento unida a una  sensibilidad despierta nos ayudan a tener con nuestro entorno una relación  más vital.